
Se acostumbró a la ausencia de tu presencia.
Sus paseos se alargaron, el whisky se acortó.
A veces le sorprende tu silueta entre la multitud y mira hacia otro lado como si realmente fueses tú.
Se acostumbró a la presencia de tu ausencia.
En ocasiones escucha tus palabras en labios de otro, y se enoja, discute contigo.
Pero no le importa, porque sabe que llegará la noche, y con ella los sueños.
Entonces serás real, más fuerte y protector, más íntimamente próximo.